Manuel Longares

Con Manuel la sensación es de conocerse de toda la vida, desde la primera palabra, desde la primera risa que ya no termina. No sé de qué otras vidas conozco a Longares. Él cuenta que presentó en los años setenta, recién inaugurada la librería, con el jeep de la policía en la puerta cada noche,  La novela del corsé  editada por Seix Barral, yo en ese momento o me tomaba un helado en Bruin o pasaba apuntes en La Universitaria de Princesa, inconsciente de la atracción fatal de esta esquina. Es posible que entonces quedara ya su impronta en la memoria flotante de las paredes de la Alberti o en las corrientes subterráneas que pasan debajo de estas losetas azules.

Leer a Manuel Longares es visitar una casa muy familiar llena de parientes y vecinos, que aunque vistos de tarde en tarde, inmediatamente reconoces como propios, una casa en una calle por donde puedes no haber pasado nunca, pero de la que sabes su luz de media tarde o el olor del portal. Esta casa está siempre en Madrid, porque es lo que tengo más a mano, dijo ayer Longares a Ángeles Encinar en su conversación en la librería Alberti. Con esa mano derecha ha recogido el premio de los libreros de Madrid al mejor libro publicado en 2011 y el premio Francisco Umbral por su libro Las cuatro esquinas. Esta esquina de Madrid, es también la esquina de Manuel.

Lola Larumbe,

Madrid, 1 de marzo de 2012

1 comentario

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Una respuesta a “Manuel Longares

  1. Snif. ¿ Has «cerrado» al público?….desde el exílio de mi barrio venía yo aquí por sentirlo cercano…

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